Amor y paciencia

Ailén Bustos tiene 24 años, es la hija menor de Arturo y era muy chica cuando a su papá le comunicaron que tenía pocos meses de vida, producto de una EPOC severa.

Aún siendo casi una adolescente, tuvo la lucidez necesaria para comprender que debía aprovechar todo el tiempo posible junto a su padre… y fue así como, sin proponérselo, conformaron un equipo que ya lleva más de 10 años eludiendo el diagnóstico fatídico que, lejos de abatirlos, los potenció en la lucha por la vida.

Así, Ailén comenzó a acompañar a su padre Arturo, junto a su madre Fanny, ocupándose de realizar los trámites con la obra social y médicos, a organizar al resto de la familia para que siempre esté con compañía, y a ser parte de sus salidas por compromisos y actividades recreativas cargando sillas de ruedas, medicamentos, la mochila de oxígeno, etc…

La cuidadora, de tan sólo 24 años, tendrá su título de Abogada el año próximo, aunque ya está recibida de la cuidadora oficial de Arturo... Ailén cuenta que este rol se dio naturalmente, y  que la clave es tener mucho amor, paciencia y ponerse en el lugar del otro y, no duda, de que si fuese ella quien necesitara ayuda, sus padres harían lo mismo por ella. La empatía y el amor es la base de esta hermosa familia, que acompaña a Arturo en su enfermedad con alegría y agradeciendo cada minuto que comparten. 

Se dice que “los padres son incondicionales con los hijos, pero los hijos no lo son con los padres”. En el caso de Ailén, sin dudas puede decirse que “los hijos son también incondicionales con sus padres…”